En la encantadora ciudad de Badajoz, Extremadura, viven 5 jóvenes estudiante apasionada por dos cosas: el estudio y el flamenco. Sus nombres Laura, Ahinara, Paula,Carmen y Marianna, llenas de energía y entusiasmo que, además de dedicar horas interminables a sus libros, encontraba refugio en el arte del flamenco. Lo que para muchos era solo una expresión cultural, para ella se convirtió en un modo de vida.
Ellas descubrieron su amor por el flamenco gracias al Centro de Flamenco Jesús Ortega, un lugar mágico donde se impartían clases de baile, guitarra y cante flamenco. Desde el primer momento que pisaron el estudio, supieron qué habían encontrado su verdadera pasión. Bajo la tutela del talentoso maestro Jesús Ortega, aprenden las complejas técnicas y la profunda historia que rodea al flamenco.
Del Instituto al Tablao Flamenco de Jesús Ortega
Con paciencia y dedicación, perfeccionan su técnica en cada clase. Los taconeos resuenan en el suelo del estudio, mientras los movimientos de sus brazos y su expresión reflejan la intensidad del flamenco. A medida que avanzaban en su aprendizaje, Jesús Ortega las alentaban a explorar diferentes estilos y fusionar su personalidad con la esencia del flamenco.
Pero no se conformaban solo con perfeccionar sus habilidades en el estudio. Se embarcó en la experiencia de participar en espectáculos de Tablao Íntimo Amateur, una oportunidad que le permitió compartir su pasión con el público. Badajoz se convierte en su escenario, y el público local empieza a reconocer y disfrutar del don para el flamenco.
Cada actuación en el Tablao Íntimo Amateur es una oportunidad para mostrar su evolución artística. La conexión con la música, el sonido de las palmas y el compás del taconeo se fusionaban en una sinfonía de emociones.
A medida que se avanza en en su carrera estudiantil, también lo hacían en el mundo del flamenco. Sus dos pasiones, el estudio y el baile, se complementaban de manera armoniosa. La fuerza y el ritmo del flamenco se convirtieron en su escape, su manera de liberar el estrés y encontrar equilibrio en medio de las demandas académicas.
Demostrando que la pasión y la disciplina podían converger en una vida plena. Badajoz se convirtió en testigo de su crecimiento artístico, y el Centro de Flamenco Jesús Ortega y el Tablao Íntimo Amateur son los pilares que la guían en su viaje. Sus historias se convierten en un ejemplo de cómo el arte puede ser el complemento perfecto para la vida de una joven estudiante con sueños y deseos de expresión.